Pucón, el histórico paso fronterizo, toma su nombre del mapudungún. Suele traducirse como “entrada a la cordillera”. En este proyecto cruzo esa entrada para retratar el paisaje natural que habita el otro lado. En Pucón avanzan los asentamientos humanos y retrocede lo salvaje. Sin embargo, Pucón todavía es el acceso al lugar donde aún se preserva una naturaleza relativamente inalterada.
Con la intención de preservar aquel paisaje prístino, camino con una cámara por zonas rurales y áreas silvestres. Transito por rutas demarcadas, dirijo la mirada a lo que está aparentemente libre de artificios e imagino la frontera que separa lo humano de lo natural.
En esta zona de transición encuentro situaciones inconexas en las que con dificultad logramos percibir nuestra presencia, pero que, aun así, revelan el impacto de nuestras actividades. El punto de partida es la entrada en una nueva era. Una era en la que se distinguen rasgos culturales por la totalidad del espacio telúrico. Ya no hay vuelta atrás, la preservación de la naturaleza está en nuestras manos. Nada escapa del artificio y la incógnita fue borrada del mapa. El cartógrafo nos revela los detalles: los territorios han sido descubiertos. Nuestra única alternativa es volver a imaginarlos.