Skip to main content

Por Franco Pesce
Presentación de 36 vistas del volcán Villarrica
Centro Cultural Municipal de Villarrica
Febrero de 2023 (ver registro)

1/

¿Cómo leer estas fotos? Hay una constante evidente, enorme: el volcán Villarrica. Y hay unos rasgos que se repiten de foto en foto y que no he conseguido atrapar… como esos parecidos de familia donde el hijo se parece a la madre y la madre a la hija, y el hermano y la hermana también se parecen entre ellos, pero de un modo distinto. Quisiera atrapar esos rasgos compartidos por las fotos de Mauro y nombrarlos.

Es un defecto: necesito encontrar un hilo conductor.

¿Cómo lo harán ustedes? ¿Cómo leeremos estas fotos, ahora cuando nos abran la puerta y entremos?

2/

Podemos entrar a la sala buscando el volcán. Pero ese camino es tramposo. Porque el volcán no está siempre a primera vista. A veces está semioculto, a veces está en un plano secundario y silencioso, a veces se ha mimetizado con el resto de la imagen. Y además, cuando sí está visible y es fácil reconocerlo, ahí uno se ve obligado –yo me he visto obligado, al menos–, uno se ve obligado a sospechar que la foto esconde otra cosa.

Es que conozco las fotos. Las he mirado mucho. Y he presenciado, desde lejos, pero con atención, el proceso y el trabajo de Mauro y Mercedes. Y aún así las fotos no dejan de cambiar. Por eso digo que esconden algo: no para pedirles un efecto romántico ni para idealizar su paisaje, un paisaje del que somos parte, aquí, hoy.

Digo que esconden algo porque a menudo hay, en estas 36 vistas, un personaje rendido al plano de la fotografía. Hablo de personas y también de animales y plantas y rocas.

¿Cómo pueden esos personajes habitar a los pies de un volcán? Podríamos entrar a la sala buscando a esos personajes: el hielo, la sombra, la machi; la turista, el pichanguero, la explotación; el dinero, la pobreza o el deterioro. Vamos a encontrarlos: están retratados, ciertamente, estos personajes. Pero entonces, ¿qué hacer con el volcán?

3/

A veces pienso que estas fotos ven un volcán que sus personajes, en cambio, no ven. Lo pensé mientras escribía este texto y lo seguí pensando después de dejarlo en suspenso para recorrer completas las 36 vistas del volcán Villarrica, otra vez. El volcán está en las fotos y el volcán nos convoca aquí ahora; pero, en el interior de las escenas que vemos, que veremos ahora, el volcán no es el protagonista. Nuestra vista no es la vista de los personajes que han entrado a escena; nuestras vistas serán, creo, las de un volcán que las vistas de esos personajes no atraparán nunca.

¿Es, acaso, el espíritu del fuego lo que ellos no quieren ver? O, en palabras más fáciles para mí: ¿es, acaso, el fantasma del fuego el que queda encarnado en el Quitralpillán? No puedes vivir a los pies de un volcán pensando constantemente en el fantasma del fuego. Hay que olvidarlo, y bastante, para poder habitar a sus pies.

Hay que rendirse ante el Villarrica para habitar este territorio.

4/

Entonces repito: ¿qué hacer con el volcán?

Ahora pienso que el lente… que los lentes de Mauro compiten con el volcán. Nadie mira nunca el volcán. Lo más cercano que hay a la imagen de una vista del volcán es, más que nada, una imagen del deseo de apropiarse de todas las vistas. Pero nadie vive nunca la entrada del volcán por los ojos, nadie se deja afectar por la posibilidad del fuego y la muerte.

Y, al mismo tiempo, nadie mira nunca a la cámara.

Nadie, ninguna de las personas que componen el paisaje social de las fotos, mira nunca a la cámara.

El lente compite con el volcán en el esfuerzo por apropiarse de su cualidad de fantasma.

5/

Esta sería entonces una serie sobre el fantasma del Villarrica, sobre su presencia invisible y sobre el deseo de la cámara de ser ella misma un fantasma también.

Son 36 vistas que nos muestran, diría, el deseo de una fotografía sin autor: un deseo que es hermoso y triste a la vez.

Yo no quiero que mi hermano se borre, pero le agradezco que se haga a un lado para que sean otras las voces que hablen: las personas que viven a los pies del volcán y que ustedes podrán escuchar si leen los testimonios que Meche y Mauro recopilaron.

6/

No hay, en estas 36 vistas, una imagen de la destrucción que el Villarrica provocó un día y que sin duda volverá a provocar.

Pero hay otras destrucciones.

Y también hay belleza.

Gracias.